viernes, 12 de mayo de 2017

Las pinturas de la Quinta del Sordo

'Perro semihundido'

'Asmodea'

'Dos mujeres y un hombre'

'Dos viajeros comiendo'

'Dos viejos'

'Duelo a garrotazos'

'El aquelarre' también conocido como 'El gran cabrón'

'Judit y Holofernes'

'La lectura'

'Las parcas'

'Romería de San Isidro'

'El santo oficio'

'Saturno'

'Una manuela'


Mucho se ha discutido sobre "las pinturas negras", serie de últimas pinturas murales realizadas (supuestamente) por Goya sobre dos estancias de su residencia final, conocida como la "Quinta del Sordo", una finca que terminó siendo pasto del tiempo y demás vicisitudes y que estaba situada entonces a las afueras de Madrid, en lo que hoy es el Distrito Latina (no confundir con el barrio de mismo nombre). La temática siniestra, a veces casi delirante, de gran parte de la serie se solía relacionar comúnmente con una etapa de enfermedad y consumo de láudano de Goya, aunque no fuera la primera vez que el artista abordaba representaciones espinosas. También se han atribuido las pinturas a su hijo, de quien no se conoce más obra que esa y del que se comentó practicó su arte sobre pinturas anteriores de su progenitor, una teoría que ha sido rebatida posteriormente con contundencia. Los murales, cuyo único testimonio original público son unas fotos in situ de Jean Laurent, fueron reproducidos en lienzo por manos ajenas tiempo después. Numerosos estudios han intentado desentrañar algunos de los misterios que rodean a esta serie. Se han perdido detalles de su proceso debido a que sólo se poseen las copias y que, además, las pinturas originales habrían sufrido en su momento varias alteraciones. En relación a esto en las fotos de Laurent el misterioso perro solitario, que tanta curiosidad despierta, parecía mirar dos manchas de pintura, o lo que algunos han querido ver como dos pájaros en vuelo. Las pinturas, o mejor dicho sus reproducciones en lienzo, se pueden encontrar en el espacio habilitado para tal fin en el Museo Del Prado. El asunto de la autoría de obras de Goya, como ocurre en tantos otros casos, depara sorpresas a veces insospechadas. En 2008, por ejemplo, un cuadro conocido como 'El Coloso', en el Prado desde 1931, era atribuido oficialmente por el propio Museo a un discípulo de Goya.
Much has been discussed about the series of (last) paintings by (supposedly) Goya on walls and doors of two rooms of his final residence near Madrid, known as the "Quinta del Sordo", a villa that ended up being pasture of time and other matters. The sinister themes of the paintings, sometimes almost delirious, was commonly asumed was related to Goya's illness and his consumption of laudanum, although it wouldn't be the first time he painted thrilling scenes. Others attributed the paintings to his son, of whom there would be no more known work than that, who seemed to practice his art over previous paintings by his progenitor, a theory that has been strongly denied later. The paintings, of wich the only original testimony are photographs by Jean Laurent, were reproduced on canvas by other hands. Numerous studies have attempted to unravel some of the mysteries surrounding this series. Thanks to that we know, for example, that due to the overlapping of paint suffered by the murals, important details have been lost. In relation to this the mysterious solitary dog, that has awakened much curiosity over the years, could be watching two stains of paint that some people related to a pair of birds in flight. It seems to be captured so in Laurent's photos. The paintings, or more properly the copies on canvas, can be found in the space enabled for this purpose in the Museo Del Prado. The issue of the authorship of Goya's works, as in so many other cases, brings unexpected surprises from time to time. In 2008 a painting known as 'The Colossus' and in the Museo Del Prado since 1931, was officially attributed by the museum to a disciple of Goya.


'El Coloso'