viernes, 17 de febrero de 2017

El Escándalo de la Señora X






[Traducción de un texto de Andrea Wild Botero publicado en The Bird In Space el 13/Junio/2012]

¿Tienes curiosidad por conocer la historia de Madame X? ¿La historia de la deslumbrante belleza parisina que fue desterrada al olvido por la glamourosa sociedad de la Tercera República? Su nombre era Virginie Amelie Gantreau y sólo tenía 23 años cuando John Singer Sargent pintó el retrato que cambiaría todo.

París a finales de 1870 se llenó de sofisticadas bellezas francesas de cuyas impresionantes miradas se hablaba en todas partes y de eso vivían. Esas "it girls" dominaron la escena social, vivieron para la moda y fascinaron a jóvenes artistas que estaban obsesionados con capturar su belleza. En el caso de Amelie Gantreau, "cada artista quería retratarla fuera en mármol o en pintura", dijo Edward Simmons, un estudiante estadounidense que vivía en París en aquel momento. Nacida en Nueva Orleans, Luisiana, en 1859, Amelie se mudó a París con su madre cuando tenía apenas 8 años ya que su padre había muerto varios años antes de una herida recibida en el campo de batalla durante la Guerra Civil Americana. Pronto la madre y la hija ascendieron en la escena social de París y cuando Amelie tenía diecinueve años se casó con Pierre Gantreau, un rico banquero y magnate del transporte que tenía 40 años por aquel entonces.

Hipnotizado por su piel de marfil, labios rosados ​​maduros y cejas oscuras, el artista americano expatriado le pidió que posara para un retrato. John Singer Sargent ya contaba con una gran reputación a pesar de que en ese momento sólo tenía 28 años. Sus pinturas fueron muy elogiadas y ya había exhibido su obra durante seis años consecutivos en el gran Salón. París había sido su casa durante los últimos diez años y buscaba a la musa que llevara su trabajo al siguiente nivel.

Fue en 1883 cuando Amelie aceptó la invitación de Sargent para posar. Llevaba un largo vestido negro de seda que él había elegido, con un corpiño de terciopelo ajustado que acentuaba su pequeña cintura y dos tirantas finas y doradas que sostenían en sus hombros el vestido. Empolvó su rostro y el resto de su cuerpo con un polvo de lavanda que enfatizó su pálida y delicada piel. Se tiñó el pelo con henna y las cejas con un lápiz de caoba oscuro. Sargent trabajó rápidamente para terminar el retrato a tiempo de ser presentado en la exposición de 1884 en el Salón en París, la exposición de Arte más importante del mundo por aquel entonces.

Las multitudes y los críticos estaban en shock y disgustados. El retrato resultó escándaloso y visto como algo erótico, aunque Amelie no estaba desnuda. Consideraron su pose como arrogante, el polvo blanco impropio y su decollage indecente. Además, una de las tirantas doradas estaba caída por debajo de su hombro y esto para ellos era inaceptable por lo que dejaba insinuar. Sargent trató de retirar el retrato de la exposición, pero no se lo permitieron. Pero, ¿por qué tanto alboroto? Todo esto sucedía veinte años antes de que Edouard Manet pintara su famosa Olympia, una chica desnuda que se supuso era una prostituta y estaba representada reclinada en una tumbona llevando únicamente unas zapatillas y haciendo contacto visual con los espectadores. Tal vez en esta ocasión sucedía que el público se identificaba con el tema. Amelie era al fin y al cabo una dama de sociedad que debería taparse. La gente sentía que ella era una representación de ellos mismos y eso era aún más inaceptable.

Cuando se clausuró la exposición del Salón, Sargent se llevó el cuadro a su Estudio, donde cubrió la tiranta caída y la repintó por encima de su hombro. Guardada la pintura en su Estudio, se trasladó a Inglaterra en busca de un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Amelie, por el contrario, se vio obligada a huir del centro de atención y frunció el ceño. Sus días como "it girl" se desvanecieron rápidamente y desapareció de la sociedad parisina, que la expulsó. Murió olvidada en 1915, el mismo año que Sargent vendió la pintura al Museo de Arte Metropolitano solamente por 1.000 dólares, donde cuelga ahora gloriosa al lado de las salas Impresionistas y del Arte Moderno de la colección permanente. El nombre del retrato fue cambiado a "Señora X" porque Sargent consideró, como un favor hacia ella, que sería buena idea no se relacionara el nombre de Amelie con aquella pintura. Aunque fue un artista fantástico, cuando la gente piensa en él la primera pintura que suele venir a la mente es irónicamente 'Madame X'.